Rudraksha, deriva del sánscrito Rudra que significa ojo o lágrima de Rudra (Shiva).
El árbol de Rudraksha es alto, de hojas anchas, crece cerca del Himalaya y en la zona central de Nepal. Las semillas muestran cierto tipo de rugosidades en su superficie.
Se cuenta en los textos yóguicos que Shiva peleó contra un demonio llamado Tripura , tras vencerlo, entro en meditación profunda vigilando así el bienestar de todos los habitantes del universo. Al pasar los días sus ojos comenzaron a derramar lágrimas. De estas lágrimas creció el árbol de Rudraksha.
Las Rudrakshas han sido utilizadas por místicos y yoguis desde la antiguedad. Las escrituras hablan de ciertos poderes, los mismos que benefician a quien las usa. Sus propiedades electromagnéticas naturales ayudan a la concentración. Cuando son usadas como malas, reducen el estrés, regulan el ritmo cardíaco y la circulación sanguínea,resultando en una sensación de paz y alivio.
En la década de los 60 fueron sometidas a pruebas científicas por el equipo del Dr. Subhas Rai (PhD) del Instituto de Tecnología de Benares (India). Las investigaciones probaron que la Rudraksha tiene fuertes propiedades electromagnéticas y paramagnéticas inductivas que varían de acuerdo a la cantidad de caras o facetas naturales que éstas tienen. Llevar una Rudraksha crea un equilibrio en la actividad de los neurotransmisores, incrementa los niveles de dopamina y serotonina que poco a poco van transformando de forma positiva la personalidad de la persona que la usa.
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